domingo, 6 de septiembre de 2009

Salvajemente

Dos amigas se encuentran en la calle. Después de los típicos saludos de cortesía la conversación ya no daba para mucho. Una exclama:

-¡Pero tía ¿y eso?- mientras señala un minimoratón en el brazo.
-Ha, ha y porque no me has visto las rodillas.
La amiga mira con cara de sorpresa, pensando no se a qué se refiere.
-¿Y eso?- repite nuevamente. La sorpresa le ha dejado sin otro repertorio para preguntar.
-Pues de chupar pol*as.

La amiga intenta no hacerse la sorprendida y suelta un bajito ah... de ya se ha descubierto el pastel.

Sin duda su amiga había tenido una velada de lo más salvaje y expontánea.

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