Sube la persiana y los rayos del sol le ogligan a entor sus ojos. Por fín tras muchos días de lluvia y nubes grises, la luz del sol hacía acto de presencia convirtiéndo el domingo en un precioso día. Un día perfecto para moverse al aire libre. Le esperaba un día de duro trabajo frente a su ordenador y eso provocaba en su estado de ánimo cierto bajón. Pero esa luz brillante lo cambió todo. La motivación se coló junto a los rayos que entraban por la ventana. El empuje para afrontar con fuerza la jornada de estudio llegó sin más.
Porque el tiempo y las estaciones dicen que van a la par con nuestro estado de ánimo. Pero, ¿quién dijo que el otoño sólo es triste? Salgamos todos a disfrutar de las hojas amarillas y marrones que cubren las calles. El sol nos invita a hacerlo. Ella desde casa se morirá de envidia. Pero sabe que todo esfuerzo algún día le será recompensado.
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