Existen días en los que a una no le apetece hacer nada. Y no es algo que se note de manera aislada. Sino que cada vez te llama más la atención cuando te pasa más a menudo. La última vez que te pasa te acuerdas del resto y piensas en los muchos días que has perdido. Creo que si algo echo de menos es ese hacer y hacer y ganas por hacer. Aunque si reflexiono, llegó a la conclusión de que puede que antes no me ocurriera esto porque tenía tantas cosas que hacer, o más bien tan poco tiempo libre que supongo que ni siquiera tenía hueco para pensar sobre estas cuestiones. No tenía tiempo de vagar por mi mente, de preguntarme de verdad qué era lo que quería hacer en ese momento. La rutina estaba escrita y la seguía al pie de la letra aún con pequeñas variaciones a las que me aferraba de manera intranquila. Ganas de no hacer nada o bien poco. Ganas de perder el tiempo. De intentar comenzar algo por obligación y entretenerme con cualquier otra cosa. Pero en esa cosa al menos pongo ilusión y empeño, independientemente de que sea o no provechosa.
el imperio de los sentidos.
Hace 15 años
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