Soledad y quietud. Silencio y paz. Mirar sin ser visto. Actuar sin ser mirado.
Cuando el resto aún está entre las calientes sábanas mis ojos están abiertos. Ven cosas que ellos no podrán ver. Desde este lugar alejado de la ruidosa urbe y a años luz de miradas indiscretas toco el suave momento. Es ese rato en el que me encuentro a mí misma. En el que pudo parar a reflexionar, y a asimilar.
El ritmo frenético de la vida llena de horarios y obligaciones nos impide ambas. Al igual que hacemos un hueco en nuestra agenda a esas reuniones con amigos ya lejanos, a esos cafés de consuelo y a otras urgencias de última hora, deberíamos reservar un espacio para reconocernos, y no ante el espejo. Me refiero a volvernos a conocer. A pararnos a pensar qué queremos, qué nos apetece, qué nos ha ocurrido. Que consigamos saborear mejor nuestras vivencias, nuestros recorridos, nuestro aprendizaje, nuestros sentimientos.
Necesidad de alejarse de lo de siempre. Días en los que quieres ir caminando sin conocer a nadie, sin ser reconocido, pasar desapercibido. Conseguirlo como si estuvieras en una zona nueva para ti. Como si estuvieras en el extranjero. Viajar sin moverse del sitio.
el imperio de los sentidos.
Hace 15 años
1 comentario:
Palabras exactas para lo que siento en estos dias...
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