¿Qué pasa cuando alguien te dice "¿me dejas hablar?"?
Pues pasa que te callas al momento como buena persona obediente. Pero tras el corte te pones a pensar en lo que has hecho para merecer esa pregunta con tono borde. Y te das cuenta que era de esperar puesto que siempre hablas y hablas e interrumpes a la gente cuando están contando sus batallitas. Y también reflexionas sobre si actitud ante la frase interrogativa ha sido la correcta.
¿Qué pasa cuando alguien te dice "no imprimas el trabajo en papel reciclado"?
Pues que tú ante una pregunta como esta respondes con otra pregunta muy obvia: ¿Por qué?
A lo que recibes como respuesta un: -"Porque queda mal" + cara de es muy obvia mi contestación, no sé porqué preguntas...
Y de tu boca no surge ninguna palabra al respecto, ni siquiera un sonido, ni un bufido. Simplemente estás alucinando.
¿Qué pasa cuando llegas a un sitio después de mucho timpo e intentas entablar conversación con los que de allí nunca se han ido?
Pues que no sabes por donde entrarles. La desconexión entre los seres a provocado un estado deme da a mí que no estoy actualizada, sobre todo cuando te das cuenta que la gente hace bromas sin gracia en las que todos se ríen. Te das cuenta que te has perdido mucho. Que han surgido nuevas amistades y que tú no estás entre los más solicitados para echar unas risas. Es entonces cuando tienes que tirar de las típicas preguntas que toda abuela o madre le hace a otra madre de su vecina porque hace mucho que no la ve o no sabe de ella:
-¿Qué tal? (Empezamos con esta pregunta que se ha convertido en sustituta del más coloquialmente conocido ¿Cómo estás?. Esta sustitución me atrevería a decir que se debe al MSN por aquello que acortamos y preferimos saludar así: k tl?
-¿Las clases bien? (tirando de algo que es el día a día del estudiante y que alguna respuesta tiene que dar y que con un poco de suerte el interlocutor meta de por medio alguna actividad extrauniversitaria para que tú puedas volverle a preguntar por ella o cambiar el tema de la conversación en la que a partir de ese momento estará saturada de exclamaciones como ¡Ala!, ¿sí?, ¡Qué guay!, Muy bien, muy bien. Vaya tela...
Y como último recurso preguntar por el pasado pero el pasado lo más inmediato posible:
-¿Qué has hecho este finde? Ahora crees que es el mejor momento porque aquí la conversación se va a extender hasta el infinito, pero te encuentras con el listo de turno que interrumpe la conversación (dirigiéndose sin duda a tu querido/a amigo/a con el que empezaste la interrogación) y se lo lleva. Ese sí que no lo/la va a soltar y tú te quedas con cara de tonto/a y algo desamparado. Hasta la próxima semana o mes en el que vuelvas a acudir.
Situaciones que te remueven por dentro. Nada más.
el imperio de los sentidos.
Hace 15 años