En doce horas de rondar por un mismo lugar se pueden hacer muchas cosas a la vez que dejas sin hacer muchas otras. Se pueden ver muchas cosas, tu cuerpo puede tomar posturas varias y tu mente puede vagar por los temas más absurdos que jamás podrías haber imaginado. Mientras espantaba moscas y miraba empanada algún punto fijo, el resto de personajes que pasaban a mi alrededor dirigían sus pasos hacia algún lugar determinado y previsto, de manera contraria a lo que mis zapatillas negras Nike hacían cuando se movían pausadamente. Después de dos largas horas, me di cuenta de que mi recorrido era monótono y en triángulo. En algún momento en el que tu mente empieza a maquinar llegas a pensar en el qué pensarán el resto de trabajadores a los que estaba a tiro. Cansada de ser la paleta ahí plantada pensé que podía ser peor y que en realidad aunque yo también estaba trabajando, ellos tenían más cosas que hacer y que no podían estar pendientes de mí todo el tiempo. En primer lugar, su jornada laboral no duraba ni de lejos las doce horas que completé yo misma ininterrumpidamente. Además tenían que estar atentos/as a otros quehaceres, por lo que yo tenía ventajas sobre ellos en lo que se refiere a observarles. Esto creaba en mí una sensación de poder. Yo puedo mirarte todo el tiempo y tú no, já. Y bueno, el salario que recibiría a cambio de todas esas ciertas incomodidades, que he ido comentando y puede que aún siga relatando, me daban fuerzas para no chincharme. Sin lugar a duda era mayor que el que recibían prácticamente todos los currantes del centro comercial, a excepción de los jefes que estaban contados con los dedos de un pie.
Un consejo que leí en alguno de los libros de Marian Keyes, y que ahora lo tengo en cuenta siempre que pienso que algo va mal: piensa que podría ser peor.
- Aquello que vigilabas podía haber sido profanado por un niño gamberro.
-Los tios chulosplaya podrían haber pasado el rato tirándote los trastos.
-La agencia podía haberte dicho que lo estabas haciendo mal.
-Te podrías haber puesto mala malísima del estómago, bajo vientre o cabeza, desmayándote y armando el número.
-Podrías haber muerto de calor por la falta de aparato de aire acondicionado.
En estas ocasiones la visita de amigos, los juegos del móvil y el mp3 cargado de horas de música y a ser posible de bateria (no como me ocurrió a mí, que mucha música pero poca carga), son las mejores soluciones para pasar largo tiempo de vigilante. Los minutos pasan lentos y las horas son eternas...y es aquí donde empiezas a pensar que has perdido un valioso tiempo de tu preciada vida y más aún si es verano. Pero, porque siempre hay un pero que lleva a algo positivo, la pasta es la pasta y el trabajo es el trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario