
Siempre pensó que en películas y novelas el amor se exageraba. Las miradas hacían saltar chispas; los besos eran delicados y jugosos; nadie se daba cuenta de sus filiteos descarados y las caricias producían escalofríos.
Cuando las manos de él tuvieron contacto con su cadera en forma de una caricia descuidada, ella lo sintió. Un escalifrío le recorrió la espalda y el vello de sus brazos se erizó. Cada centímetro de su cuerpo recordaba esa caricia. Ella sintió la mirada de él clavada en sus ojos, pero la joven no quería enfrentarse a ella. Finalmente no tuvo más remedio. Le miró. Y ambos se comprendieron a la perfección. Sin quererlo ella recordó todo aquello de lo que había intentado olvidarse durante meses. Y la melancolía hizo acto de presencia.
1 comentario:
El poder de una mirada.
Gracias por pasarte por tierras ninivenses :)
Enhorabuena por un lindo blog
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