La literatura se le escapaba a modo de aguja entre los dedos, porque nunca había sido capaz de escribir nada.
Advertía con tanta claridad como espanto cómo del ordenador portátil que le habían regalado emergían fuerzas maléficas que lo repelían lejos del infernal artefacto.

Probó con una máquina de escribir [...] pero el efecto repulsivo era equivalente, y carecía de la gracia que suponía enchufarla, abrir los archivos, admirar los animados iconos que parpadeaban en el escritorio de la pantalla.
Utilizando un bolígrafo tampoco llegó más que a esbozar algunos posibles títulos y primeras frases de la futura gran novela.
[...] le recitó unos versos de Marcial (Marco Valerio Marcial) que [...] le iban al pelo:
Sertorio nunca termina las cosas,
aunque comienza un centenar.
Cuando jode me pregunto
si es capaz de terminar.
Ángela Vallvey, Los estados carenciales.
2 comentarios:
gracias por tu visita a mi blog... eres bienvenida siempre que quieras...
un saludo!!!
PD: como supiste de mi blog???
gracias por el comentario :)
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